Mírame
Bueno, aqui esta. Recien salida de mi word una idea q me daba vueltas desde ayer. Creo q no me equivoco mucho al suponer q nadie va a entenderla. Una vez comente x ay q la istoria no es d quien la escribe sino d quien la lee. Asi q aqui esta, hacerla vuestra. Solo espero q no os parezca muy mala, al fin y al cabo creo q es una d las mejores cosas q e exo nunca...
‘Mírame, abre los ojos y mírame. Quiero que veas tu propio reflejo en mi mirada. Quiero que veas el amor junto a tu reflejo. Princesa, daría tanto por que fueras mía para siempre. Pero no se puede tapar el sol...maldito amanecer. Mírame. No llores, no sonrías. Tan solo mírame. No veas lo que de mi quieren que veas, no soy como ellos quieren que sea. Yo soy yo, y soy tu amor. Nada más, princesa, nada más. Bésame...’
La luz de la mañana llega con alivio a los mortales. Tobías la percibe con rabia, arropa a Eva un poco más. La mira. Lleva horas mirándola, podría pasarse así la eternidad. ‘Solo unos minutos más’. Se guarda el placer de contemplarla dormida, desnuda, en sus brazos. Sabe lo que ella dirá al despertar, y sabe que no le gustará. Maldita sea, siempre es igual.
Cada eclipse, cada vez. Eva vuelve a sus brazos, se arroja a ellos incandescente, voluptuosa, libre por fin de la eternidad. Y él, que la ha esperado tanto, siempre tan lejos y tan cerca. Siempre tan enemigos. En ese momento, cuando ella se le entrega sonriendo y lo besa en los labios, sabe que una vez más los reclamos y lamentos morirán en su garganta. Que ya nada, ni siquiera él mismo, va a evitar que se una a ella.
Y durante gratos momentos, ambos rodan por el cielo, murmurando palabras que jamás repetirán. Unidos como solo ellos van a poder estarlo. Intercambiándolo todo, su luz, su oscuridad, la esencia misma de su ser. Durante unos segundos, después de la eternidad, él es bueno y ella es mala. Son uno solo y nada más.
Pero como siempre, Eva despierta en sus brazos. Feliz durante segundos, hasta que el peso de la culpa vuelve a caer. Cada lágrima de ella es un puñal en el corazón de él. Pero no lo puede evitar. Con infinita tristeza se acerca a ella. Le gustaría decirle que no volverá a pasar, que esta es la última vez. Pero las palabras se le quedan en el pensamiento, es imposible, está condenado. A hacerla sufrir eternamente, a amarla eternamente. Y entonces él se siente el hombre más triste de universo, el hombre más feliz del universo.
‘ No veas lo que de mi quieren que veas, no soy como ellos quieren que sea. Yo soy yo, y soy tu amor. Nada más, princesa, nada más. Bésame...’
A Pere, con amor, por darme lo que mas necesitaba. Y por ser como es, a cada instante. Un solo segundo a tu lado merece el sufrimiento de la eternidad...
Mírame
‘Mírame, abre los ojos y mírame. Quiero que veas tu propio reflejo en mi mirada. Quiero que veas el amor junto a tu reflejo. Princesa, daría tanto por que fueras mía para siempre. Pero no se puede tapar el sol...maldito amanecer. Mírame. No llores, no sonrías. Tan solo mírame. No veas lo que de mi quieren que veas, no soy como ellos quieren que sea. Yo soy yo, y soy tu amor. Nada más, princesa, nada más. Bésame...’
La luz de la mañana llega con alivio a los mortales. Tobías la percibe con rabia, arropa a Eva un poco más. La mira. Lleva horas mirándola, podría pasarse así la eternidad. ‘Solo unos minutos más’. Se guarda el placer de contemplarla dormida, desnuda, en sus brazos. Sabe lo que ella dirá al despertar, y sabe que no le gustará. Maldita sea, siempre es igual.
Cada eclipse, cada vez. Eva vuelve a sus brazos, se arroja a ellos incandescente, voluptuosa, libre por fin de la eternidad. Y él, que la ha esperado tanto, siempre tan lejos y tan cerca. Siempre tan enemigos. En ese momento, cuando ella se le entrega sonriendo y lo besa en los labios, sabe que una vez más los reclamos y lamentos morirán en su garganta. Que ya nada, ni siquiera él mismo, va a evitar que se una a ella.
Y durante gratos momentos, ambos rodan por el cielo, murmurando palabras que jamás repetirán. Unidos como solo ellos van a poder estarlo. Intercambiándolo todo, su luz, su oscuridad, la esencia misma de su ser. Durante unos segundos, después de la eternidad, él es bueno y ella es mala. Son uno solo y nada más.
Pero como siempre, Eva despierta en sus brazos. Feliz durante segundos, hasta que el peso de la culpa vuelve a caer. Cada lágrima de ella es un puñal en el corazón de él. Pero no lo puede evitar. Con infinita tristeza se acerca a ella. Le gustaría decirle que no volverá a pasar, que esta es la última vez. Pero las palabras se le quedan en el pensamiento, es imposible, está condenado. A hacerla sufrir eternamente, a amarla eternamente. Y entonces él se siente el hombre más triste de universo, el hombre más feliz del universo.
‘ No veas lo que de mi quieren que veas, no soy como ellos quieren que sea. Yo soy yo, y soy tu amor. Nada más, princesa, nada más. Bésame...’
FIN
A Pere, con amor, por darme lo que mas necesitaba. Y por ser como es, a cada instante. Un solo segundo a tu lado merece el sufrimiento de la eternidad...