martes, agosto 21, 2007

ImprovisanDos

Seguro que rugen sus tripas, pero ese aire viene del corazón. Sopla y sopla haciendo tronar su pulmón de acero; sopla y dispara con fiereza, y su aliento se desliza por el metal, gimiendo, retorciéndose, y avanza desnudo en busca de un cuerpo y de un alma, más allá del largo pasillo, del codo, donde machacando botones explota el espíritu, y vuelve princesa, allí al balcón desnudo para perezosa saltar al vacío, vertiéndose en todas direcciones.

Muchas princesas suicidas mueren esta noche bajo mi ventana. El otoño va y viene cualquier día.