martes, mayo 16, 2006

Verde (1/2)

Definitivamente no soy nada bueno poniendo títulos. Publico la primera parte de este cuentecillo para evitar que mi ya conocida autocrítica destructiva me impida siquiera acabarlo, así que aquí lo lleváis.

Gustaría dedicar esta "pequeña historia terrible" a una canija (xD) a la que guardo mucho aprecio (amoh, ¡que te kiero cohone! xD). A la mademoiselle Chloé. No quiero dedicartelo por tu evidente encanto o por tu forma de ser, que ya sabes que me encantas, quiero dedicartelo por lo que he aprendido de ti, que aunque sea poquito, lo guardo como a un tesoro. Sigue pintando con ese negro radiante tuyo, eres grandiosa. Y perdona por ser tan cursi ó_ò xDDDD

· v e r d e ·

Verde. Salpicado de infinidad de otros colores de las pinturas que algún Dios dejó caer, pero dejando inevitablemente prevalecer ese verde de vida, ese verde de esperanza. El más enfermo de los fumadores sentiría aliviados sus pulmones con solo inundarlos una vez de ese aire tan puro.

En el extenso jardín de la familia Kazoku (家族) los robustos árboles y las coquetas flores del suelo no podían evitar pensar en lo bueno que sería poder correr, brincar, saltar y bailar por aquel basto jardín; conocer a otras plantas, respirar otros aromas o ser polinizadas por otros insectos. Pero tampoco podían evitar pensar en el único y molesto inconveniente que les impedía hacer realidad ese deseo: el hecho de que por condición, y a cambio de vestir ese majestuoso verde, tuvieran que vivir ancladas al suelo. Y vivir hasta el final como espectador; aquellas que llegaron a disfrutar de protagonismo en sus vidas acabaron muertas en algún florero o deshojadas por algún soñador que decía estar enamorado. ¿A quién podría gustarle servir de vidente-kamikaze o de muestra a menudo inadvertida de belleza en el centro de una mesa? Espectador y gracias.

Aunque en ese mundo donde solo existen los ojos y la espera, también hay esperanza para las flores más bellas. Y como Kazoku Hinode (日の出), florista de profesión, solía decir que no hay flor sin belleza ni belleza sin flores, cada flor de aquel jardín vivía con fuerza la esperanza que vestía. Después de todo Hinode no era una florista cualquiera, era una artista.

Desde el patio trasero de la residencia familiar, siguiendo el breve sendero de piedra, se hallaba el único vestigio de que mas allá de aquel jardín existía el hombre; una gran estructura metálica con forma circular se había dispuesto allí para que la hiedra y otras trepadoras creciesen por sus patas y lo cubriesen todo, para así simular un techo de plantas. En el interior de la estructura, justo en el centro, se alzaba esplendorosa una fuente que dejaba manar aguas tan cristalinas como jamás se hayan visto. Alrededor de la fuente había bancos, muchos bancos, para que las visitas disfrutasen del jardín de la familia y de su fuente. Bancos donde la vieja Hinode solía pasar buena parte del día.

Cuantísimo lloraron las flores cuando cayó enferma. Cuantísimo lloró Kazoku Mangetsu (満月) al saber que la flor que más amaba de su jardín se marchitaba, se moría. Cuantísimo odió el orgulloso Mangetsu a su hijo cuando se hizo incurable su enfermedad.

Unos seis largos meses atrás, en aquel mismo banco en el que se hallaba sentada, Kazoku Nagareboshi (流れ星), su hijo, supo que decir para agravar su enfermedad.

( . . . )

- ¿¡Te estás oyendo a ti mismo!?
-
- ¿No ves que tu madre está enferma? ¿Qué mierda te pasa por la cabeza para hacer esto justamente ahora?
- …no es una decisión que haya tomado a la ligera, padre. Tengo que hacerlo, tengo que demostrar que no soy ningún cobarde.
- ¿¡QUÉ!? ¿Escuchas lo que dice, Hinode? ¿Lo escuchas? ¡Dime! ¿ES QUE NO TE HEMOS ENSEÑADO NADA? ¿Y Midori? ¿Le has dicho ya que no te casarás con ella por que prefieres irte a la guerra?
- Volveré…
- Esa no es nuestra guerra, ¡esa guerra no es de nadie! Ningún hijo mío renunciaría al amor por irse a la guerra de otros.
- Esta es mi tierra…
- ¿Acaso eres una puta? ¿Te sentirás mejor si tu sangre se derrama por ella? ¡Esta tierra no es de nadie! Vete de esta casa y cásate con Midori. Hazle el amor y ámala como si te fuese la vida en ello, ¡solo así sabrás lo que es vivir! ¿Prefieres morir en esa guerra y perderte todo eso?
- …¡volveré! – al imberbe Nagareboshi no le quedaba más que gritar para creerse sus propias palabras –
- ¡De la guerra no vuelve nadie! Sólo asesinos y asesinados. Volverás muerto o con las manos llenas de sangre. Volverás, quién sabe, pero ya no serás nuestro hijo.
- Para, Mangetsu, te lo ruego. Nuestro niño se ha hecho hombre, no podemos evitarlo. Ven aquí hijo mío, abrázame. – Nagareboshi abrazó a su madre como el que abraza la calma que sigue a la tempestad – Sólo prométenos que volverás con vida tan pronto como te sea posible. Prométeme que volverás por Midori; esa niña te ama con toda su alma, prométeme que volverás para hacerla feliz, para ver crecer al hijo que crece en su vientre. Prométeme que volverás antes de que la enfermedad consuma a tu vieja madre y antes de que tu padre se consuma igual por la rabia de ver a su hijo marchar.
- ¡Bah! – bufó Mangetsu, incredulo -
- Te lo prometo madre. No tengo intención de quedarme en el frente más de lo que debo. Volveré para ver de nuevo estas flores junto a ti, madre.

( . . . )

Y así, en angustioso estado de espera, el tiempo pasó. A causa de su extraña enfermedad, Hinode perdió la vista y, poco a poco, como las hojas que se desprenden de un árbol seco, fue perdiendo también la esperanza de volver a ver a su hijo con vida.

El transcurrir de la vida cotidiana sin Nagareboshi se hacía insufrible para la bella Midori (みどり). Lento, verdaderamente lento. Y frío, condenadamente frío y retorcido. Seis meses de tortura que empezaban a hacer sangre en su corazón.

Ojalá estés aquí para ver nacer a tu hijo – ¿de verdad merecía tanto la pena que te marchases? – Vuelve… por favor…

Y como la espera es siempre dolorosa y más cuando hay tanto en juego, mejor sufrirla en compañía. Los días se hacían un poco más llevaderos entre las flores. Arropadas por el jardín, Hinode y Midori intentaban borrar por unas horas esa angustia y trabajar con las flores. Aunque Midori no se dedicase a ello de forma profesional, el arte de ornamentar con flores siempre le había entusiasmado, por lo que aprender de Hinode, maestra de maestras, era un regalo del cielo. Era algo más que eso; verla escoger flores con esa maestría, aún sin disfrutar de la clara ventaja que ofrece el sentido de la vista, era fascinante. Hasta el ramillete más simple resultaba ser una armónica y estudiada composición de flores hecha arte. No había flor en aquel jardín que pudiera resistirse a una conversión tan generosa.

- Es extraño, últimamente no recibimos ninguna visita. Me pregunto quién podría ser…
- ¿De que habláis Hinode?
- Un coche, creo – es un cuento muy viejo: con la perdida de la vista se agudizan el resto de sentidos. O eso dicen – He escuchado con claridad el susurrar de la grava en la entrada de la casa, el sonido que producen las ruedas de un coche al pasar por allí.
- No dejaréis de sorprenderme Hinode, ¡sabéis ver con algo más que los ojos! - …pero qué inocente es. A cualquier otra persona quizás le entristecerían estos comentarios, pero Midori lo dijo con una sonrisa amable en los labios y por irónico que parezca, al igual que el coche, Hinode también lo vio. -
- Dulce Midori, ¿podrías ir a ver de quién se trata?
- No tardaré – otra sonrisa. Milagrosa panacea –

Fin de la primera parte

4 Comments:

Blogger Jacar said...

Chapó!!!!
Me encanta, tengo muchisimas ganas de saber como continua tio.Eres de los pocos que me hace sentir asi con solo leer y el unico que es capaz de sacar la belleza tan extrema del objeto mas sencillo...
By Jacar

17/5/06 11:41 p. m.  
Blogger Paix said...

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬

El dia q me pasaste la antigua version y t dije q me gustaba debiste d reirte muxo no? ¬¬' Por diox pero como puedes escribir asi??? Si la otra version me gustaba, o estaba en ello... es q esta, es q esta... Me e quedado sin palabras CASI LLORO X TU CULPA!!!! SNIF

Increible, grandioso... vaya nombres ¬¬' Continuacion ya plis ^^

Bss, Paix

18/5/06 5:42 p. m.  
Blogger Ada said...

Espero con ansia la siguiente parte. Solo puedo decir que me impresionas mucho. Tu descripción es grandiosa y llega a lo más profundo. Eres un futuro Delibes... sigue así guapooo!!!
Me encanta

26/5/06 11:28 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

bueno pequeño, no puedo más que corroborar lo que ya han dicho, es genial, de veras. no dejas de sorprenderme, la minuciosidad exquisita con la que nos nos haces partícipe de esta historia es grandiosa.
eres un genio joio!
besitos de ratón y ríos de colores.
sarasara

27/5/06 11:32 a. m.  

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